El personaje de Sara, a modo de aquel Roberto Arlt cronista urbano que aquí se transcribe a ésta radioaficionada con su propio programa diario, dice en un pasaje de su primer monólogo: El tema de hoy son la palabras. A partir de allí se abren en la obra múltiples posibilidades de abordaje al tema comunicacional, al valor de las palabras y del cuerpo que las porta. La obra va poniendo en juego diversos eslabones de una cadena de vínculos que se van abriendo como ventanas de un Chat y juegan con la inmediatez tecnológica, los clichés urbanos, los enlaces sociales que se generan y sobre todo con el cuestionamiento acerca de que si en la era de la comunicación y la revolución tecnológica, estamos realmente comunicados.
Con muchos momentos de humor y parodia y también con drama, a modo de fotografía o friso urbano, los siete personajes nos van contando sus historias de vida: de dónde vienen, qué hacen, sus obsesiones, sus miserias, su soledad, sus amores, etc.
Sara no queda exenta del relato de los otros personajes, no especta ajena a la obra sino que por el contrario se va fusionando desde el inicio con esa urbanidad. Su programa radial y la comunicación con un oyente vuelve a traer el valor de la voz humana en la comunicación, como valor intrínsico de cada ser, más allá de “dar cuerpo a las palabras” como ella misma le dice a su oyente.
Hablamos de pequeñas grandes historias y de los vínculos que se pueden construir y sostener. De lo efímero, y al mismo tiempo de lo imprescindible que resulta ser Uno Más en la megalópolis posmoderna y tecnologizada.
De la poética comunicacional del cuerpo y de las palabras que pueden trascender cualquier época y contexto.
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